¿Todos los patos vuelan? ¡Descúbrelo!

Nadando en lagos, en ríos o caminando con sus patas palmípedas junto a estanques. Todos hemos visto infinidad de veces a estas graciosas aves en escenas así. Pero surcando el firmamento ya no tanto, así que la pregunta es inevitable. Pues bien, todos los patos vuelan y no hasta la vuelta de la esquina. Son capaces de recorrer grandes distancias y algunas especies alcanzan alturas increíbles. ¿Quieres saber las razones, qué estrategias de vuelo desarrollan y si los ejemplares domésticas también lo hacen? Sigue leyendo para despejar dudas. A partir de ahora, empezarás a observar más el cielo.

¡Afirmativo! Todos los patos vuelan

Pues sí, tal cual. La incógnita sobre si todos los patos vuelan queda despejada porque estas aves de la familia Anatidae (género Anas) son animales voladores. Aunque les encanta habitar en entornos acuáticos, también son migratorias y gracias a la adaptación desarrollada en su cuerpo, cada año pueden realizar grandes desplazamientos cuando llega el invierno. En realidad estas aves de plumajes multicolores suelen volar en busca de zonas cálidas del planeta donde pasar el verano y poder reproducirse. ¿Listas, no?

Puede decirse que el noventa por ciento de patos salvajes, hay reconocidas alrededor de 30 especies agrupadas en seis subfamilias, vuelan pero no quiere decir que alcancen la misma altura. Quédate con este nombre: tarro canelo (Tadorna ferruginea) bate el récord porque es la especie que puede volar a mayor altitud del mundo, alcanzando hasta los… ¡6.800 metros! El mundo de las aves es una pasada. ¿Te apetece muchísimo saber más sobre ellas? Anímate y haz un Curso de Ornitología: Especialista en Aves Exóticas. Podrás pasarte al lado profesional, no te arrepentirás.

Seguro que has flipado con la cifra que te acabo de decir. Normal, aunque todos los patos vuelan, desde luego él se desmarca y vale la pena detenerse en este atleta, entender las razones que le llevan a superar semejante desafío para su cuerpo. Durante el verano, tarro canelo habita en zonas orientales de Europa, Asia y norte de África. Mientras que en invierno emigra a Egipto en busca de alimentos en las cálidas aguas del Nilo.

Un estudio del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter (Reino Unido) ha constatado que algunas de sus poblaciones vuelan con asiduidad por los alrededores del Himalaya en verano, superando los 5000 metros hasta llegar a veces a los 6.800. Pero en primavera e invierno descendían a los valles del Tíbet ante el momento de la reproducción. Por algo se le conoce como pato del Himalaya.

Un ejercicio acrobático en formación impecable

Vale, ya sabemos que todos los patos vuelan y teniendo en cuenta que cualquiera de sus especies habitan en cuatro continentes del planeta (Europa, América, Asia y África) no se puede negar que son grandes viajeros surcando los cielos. Ahora bien, esta cualidad de vuelo aerodinámico es más propia de los patos salvajes que de los que habitan con el hombre en granjas porque son domésticos, o bien mascotas. Estas aves se caracterizan por volar a poca altura.

Aunque ojito con ciertas variedades capaces de levantar el vuelo y escaparse si no se encuentran a gusto en su entorno. Entre otras, es justo lo que les ocurre al pato Bantam y al indio oriental: este último es de pequeño tamaño y posee un plumaje negro intenso con reflejos verde esmeralda. ¡Precioso!

También sorprende descubrir que estas aves no surcan los cielos al tuntún, de manera desordenada, ni tampoco en solitario, sino en bandadas. Han desarrollado una especie de protocolo sobre la forma de situarse en el firmamento, como si fuera una V dibujada. ¿Hay alguna explicación? Pues sí y más de una. Te las resumo:

• Ahorran energía. Las bandadas se organizan en el cielo formando una especie de letra V porque esta colocación les permite ahorrar energía y manejar con más eficacia las corrientes de aire.
• Un líder a la cabeza. Estos grupos van liderados por el ave de mayor edad y trayectoria en migraciones. Es el encargado de recibir los fuertes golpes del viento en sus alas y así se reduce la intensidad de las corrientes de aire sobre el resto.
• Alternancia de guías. En este sistema de vuelo lo habitual es que los patos experimentados se turnen por otros cuando se sienten cansados, situándose a la cola de la formación. Además, en estos desplazamientos hay un guía para el viaje migratorio y otro para el viaje de regreso a casa.
• Mejorar la comunicación. Gracias a esta composición en el aire es más fácil que las aves se comuniquen entre ellas y que ninguna se extravíe o se quede atrás.

Y el grandullón de Magallanes que no vuela…

Aunque todos los patos salvajes del mundo vuelan, o casi todos, y la mayoría de los domésticos, dentro de esta singular familia de aves migratorias hay excepciones. Vamos con las presentaciones: su nombre es pato vapor austral (el científico Tachyeres pteneres) es originario de América del Sur y al parecer su gran tamaño es la razón principal por la cual es incapaz de surcar los firmamentos del planeta.

Comparada con el resto de las especies de esta familia de animales voladores, es bastante grande, los machos llegan a pesar 6,2 kilos y 84 cm de largo y las hembras algo menos, entre 3,6  y 4,8 kilos. Lo curioso es que no es su única peculiaridad anatómica: este pato llama la atención por el pequeño tamaño de sus alas en comparación al cuerpo, que le impide levantar el vuelo, aunque sí desplazarse rápidamente a ras del agua.

Parece ser que fue el oficial de la Marina Real Británica y explorador australiano Parker King quien vio por primera vez en 1827 a este pato gigante. Ocurrió durante una expedición al Estrecho de Magallanes, ¡cómo iba a ser sino! Su increíble rapidez para volar sobre la superficie del agua le animó a bautizar a la criatura como “caballo de carreras”.

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