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¿Cómo llevar a un gato al veterinario?

31 marzo 2023

Cuando pensamos en llevar al perro al veterinario todo el mundo lo tiene claro, le ponemos una correa y listo, ¡irá encantado pensando que va a dar uno de sus paseos! Evidentemente, esto será válido siempre que nuestro amigo se encuentre bien, y pueda caminar; sino tendremos que llevarlo en brazos o en un transportín.

Sin embargo, cuando pensamos en un gato, la tarea ya se vuelve más complicada. La mayoría de los felinos no aceptan una correa y aunque la aceptasen, llevarlo de ese modo, podría resultar peligroso. Entonces, a la pregunta ¿puedo llevar a mi gato al veterinario sin jaula o transportín?, la respuesta rotundamente es no; llevarlo en brazos, suelto o con correa es muy arriesgado, cualquier ruido de coches, personas… lo que sea, puede asustarle y salir escapando.

En cualquier caso, la mejor opción será el uso de un trasportín, aunque también entraña ciertos riesgos que veremos a continuación. Desde aquí, te enseñaremos cómo debes de llevarlo y cuáles serán tus pasos previos antes de la visita al veterinario. ¡Vamos allá!

¿Sabes cómo llevar al gato al veterinario y que no lo pase mal?

Se acerca el día de la visita al veterinario, rebuscas en el armario donde está el trasportín mientras tu gato te observa, lo encuentras y lo apoyas suavemente en el suelo. De repente, pueden suceder dos cosas: que tu fiel amigo huya despavorido porque sepa que ahí lo vas a meter y llevar a algún lado que asocia negativamente, o bien, que se acerque, le guste y se introduzca en él de forma voluntaria. Cada gato es un mundo, y realmente serás tú quien más lo conozcas y sepas prevenir su reacción.

Mantén la calma en todo momento

En todo caso, lo que sí deberás hacer es mantener la calma, porque él se pondrá nervioso si tú lo estás y, a partir de ahí, las cosas se pueden poner tensas; quizás tu fiel amigo no quiera entrar en su medio de transporte. Si eso ocurre, tendrás que darle tiempo, convenciéndolo con una chuche o un juguete… pero, poco a poco, sin forzarlo. Una buena idea es que saques el transportín de vez en cuando por casa, para que vaya familiarizándose con él y no lo asocie únicamente con la visita al veterinario. Quizás se anime a jugar escondiéndose dentro o también le guste para echar una siesta.

Ahora bien, ¿Y si el gato no quiere entrar?

Si ya de antemano sabes que tu amigo del alma te lo pondrá difícil, ten en cuenta también lo siguiente:

  • Prepárate con tiempo para la cita.
  • Aísla al gato en la estancia más pequeña, generalmente se recomienda el baño, para que puedas cogerlo fácilmente si escapa al ver el transportín.
  • Una vez consigas atrapar a tu gato, sujétalo con firmeza y seguridad para poder meterlo el transportín.
  • Usa un transportín rígido, el clásico de toda la vida, y colócalo con la puerta hacia arriba para que puedas introducirlo de culo, y no oponga tanta resistencia

¡Enhorabuena!, has conseguido que tu compañero ya esté dentro. ¿Cuáles serán los pasos siguientes?

Cubre el transportín con una manta

Según afirman veterinarios, cubrir el trasportín con una manta ayuda a los gatos a estar más tranquilos. Es obvio que tu minino no lo pasará bien cuando lo saques de casa, porque lo expondrás a una situación que no podrá controlar y al ser de naturaleza depredadora esto le alterará.

Algunos transportines, como los de plástico rígido, presentan rendijas por las que el minino puede mirar e incluso hay mochilas tipo espaciales, como la de abajo, que están expuestas totalmente al exterior y que no son aptas para cualquier felino.

Si le dejas vía libre para observar, se pondrá nervioso con tantos estímulos nuevos, por lo que mejor es que cubras el transportín para que vaya más tranquilo.

Si el transporte lo realizas en coche la reglamentación de tráfico recomienda situar el transportín en el suelo de vehículo entre el asiento del copiloto y el asiento posterior; el lugar más seguro. No es recomendable atar el transportín con los cinturones de seguridad, porque si hay un choque ningún transportín es lo suficiente resistente.

Cuando lo cojas, otra consideración es que lo sujetes de forma estable, sin movimientos bruscos y evitando darle golpes. No olvides que los gatos son muy sensibles al sonido, puesto que pueden oír más que nosotros y lo que a los humanos nos parece un susurro para ellos podría ser el estruendo de una bomba atómica. Así que ten consideración hacia él, y llévalo con sumo cuidado.

Sujeta el transportín por debajo

Los gatos tienen una enorme fuerza muscular en sus patas que le permite saltar y cazar a sus presas. Es por ello que, cuando lo metes en el transportín y se siente tenso, ejerce mucha presión hacia abajo, pudiendo llegar a ceder la base y que se abra el transportín.  Los gatos son muy rápidos y tienen más fuerza de la que podamos imaginar.

Veterinarios recomiendan sujetar el trasportín con ambos brazos agarrándolo por debajo y apoyándolo sobre el pecho, de forma que la presión ejercida se compense y también vaya con mayor equilibrio.

Son muchos los anuncios de gatos perdidos en las puertas del veterinario que responden a estas causas: la rotura de la base del trasportín o bien que se abra la puerta porque el gato ha estado forcejeando como una fiera para salir.  Por ello, es primordial anticiparse a estos accidentes sabiendo cómo actuar y también siendo cautos dentro de la consulta veterinaria.

En la clínica veterinaria pon el transportín en alto

Una vez llegados a la clínica veterinaria estaremos deseando que nuestro amigo sea liberado, pero una vez que estés en la sala de espera es primordial que se mantenga dentro del cesto y no le abras la puerta. Puede ocurrir que haya más animales, se esconda o se exponga a una situación de peligro. Por lo tanto, es fundamental que no lo saques hasta que el personal de la clínica te lo indique.

No deposites el transportín en el suelo, los gatos al ser depredadores aman los lugares elevados desde donde controlan el territorio y más si están sometidos a estrés. Si lo pones en el suelo se encontrará en una situación de inferioridad y lo expondrás a una situación de descontrol total que lo pondrá aún más nervioso.

Colócalo en una silla, una mesa o en el espacio de espera adecuado que la mayoría de las clínicas veterinarias ya tienen planteado.

Del mismo modo, la seguridad y comodidad de tu gato también dependerá del tipo de transportín que escojas para él.

¿Cuál es el transportín ideal para tu gato?

El transportín más seguro tanto para tu gato como para el equipo veterinario que vaya a atender a tu pequeño tigre, es el que tiene los lados duros y preferiblemente desmontable por arriba. De esta forma, una vez que llegue a la consulta se podrá dejar en el mismo transportín sacándole la tapa para que no se sienta del todo desprotegido. Esto es válido por ejemplo si lo vas a vacunar o hacerle un chequeo rutinario. Si precisa de pruebas concretas, tendrás que sacarlo al completo de su refugio y estar a su lado para que no sienta inseguro.

También, para ayudarte durante el viaje, puedes meterle dentro del transportín una manta, una toalla…; algo blando sobre lo que agarrarse con las uñas y que pueda apoyarse cómodamente; además, si lo usa habitualmente será mejor, porque lo identificará con el olor de la casa y estará más tranquilo.

Otros transportines, como los de tela, pueden ser válidos y como suelen tener cremallera nos dan un plus de seguridad. Aunque al ser de paredes flexibles, pueden aprisionar o derrumbarse sobre el gato causándole incomodidad. Otro inconveniente es que se quedan más impregnados de olores, y esto puede no gustar a tu minino, además de que son menos duraderos que el transportín clásico de plástico rígido

Otra de las opciones es el trasportín-mochila, pero sólo es válido si sacas a tu gato habitualmente de casa a pasear o lo tienes en un jardín y está acostumbrado a los exteriores. En caso contrario, no es nada recomendable puesto que tu gato estaría expuesto a demasiados estímulos y eso le abrumaría. Además, en general, estos poseen poca ventilación y se tornan más pequeños.

Como decíamos, la opción preferida por veterinarios y gatos es el cesto rígido clásico de toda la vida, que responde bien en todo momento y se torna más durable y seguro; aunque no sea el transportín de moda.

Ahora bien, todo lo que hemos visto hasta ahora es válido siempre que tu felino tenga un carácter tirando a tranquilo, pero ¿qué ocurre si tienes que llevar un gato ya sea tuyo, o bien uno que hayas rescatado y precise de ayuda veterinaria, y tiene mal carácter?

¿Cómo llevar a un gato agresivo al veterinario?

Algunos veterinarios aconsejan envolverlo con una toalla, sujetándole las patas para así evitar posibles zarpazos, aunque con lo rápido que es nadie te garantiza que alguno no recibas. En todo caso, tendrás que hacer lo que le cause el mínimo estrés posible y esto dependerá del gato, además de deberás tener mucho cuidado. Si a pesar de intentarlo ves que las cosas van a peor, y te resulta imposible transportarlo puedes estudiar la consulta de algún servicio veterinario a domicilio.

Finalmente, os animamos a poner en práctica las técnicas anteriores. Si bien la experiencia de nuestro gato al ir al veterinario no va a ser perfecta, aplicándolas, sí será la mejor posible que vaya a tener lo que facilitará al veterinario el contacto y manipulación de nuestro amigo para una atención correcta.

Desde Nubika amamos a estos pequeños felinos, si tú también los quieres con locura y te gustaría trabajar con estos compañeros de cuatro patas, te animamos eches un vistazo a nuestra formación de Auxiliar Técnico Veterinario y nos consultes cualquier duda. ¡Adelante!

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