Alopurinol en perros: ¿es recomendable?

¿Sabías que hay medicamentos diseñados para uso en seres humanos que también sirven para perros? Por supuesto, esto no significa que cada vez que tu perrete se ponga malucho puedas tirar de tu botiquín. Al igual que sucede con las personas, los canes solo deben medicarse bajo prescripción y control del médico veterinario. Es lo que pasa, por ejemplo, con el uso del alopurinol en perros: este medicamento puede ayudar a combatir algunas de las enfermedades que padecen nuestras queridas mascotas. Acompáñame a descubrir en qué consiste, para qué sirve y cómo utilizarlo bien.

Alopurinol en perros: qué es y en qué casos se prescribe

Empecemos por el principio. ¿Qué es el alopurinol? Se trata de un inhibidor enzimático, es decir, de un principio activo que impide que una enzima ejerza su cometido. Concretamente, inhibe la enzima que transforma una sustancia llamada xantina en ácido úrico. Pero el alopurinol en perros cumple otra función… ¿Quieres aprender mucho más sobre su bienestar y sus cuidados ? Un Curso de Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario te formará para trabajar en clínicas y centros de salud animal.

En el caso que nos ocupa, en seres humanos y perros el alopurinol tiene un uso distinto. Este medicamento se utiliza únicamente en casos de leishmaniosis, es decir, en canes que han contraído el parásito de la leishmania. Si te gustan los perros o tienes uno como mascota, este «palabro» no te resultará extraño: se trata de una afección peligrosa, que puede resultar muy grave para nuestros amigos peludos.

El parásito es transmitido por la picadura del mosquito flebotomo. Es una enfermedad global, extendida por todo el mundo, y para la que la mejor medida es la prevención. El uso de pipetas, vacunas y collares evita que la leishmaniosis prevalezca en las comunidades caninas. Pero si el perro ya está contagiado, es importante tratarle cuanto antes para evitar que la enfermedad pase a mayores.

Mejor, en compañía. ¿Cómo utilizar el alopurinol en perros?

En el ámbito veterinario, este medicamento es lo que se conoce como un coadyuvante. Esto significa que, por sí solo, no es capaz de combatir la leishmaniosis; pero su efecto mejora considerablemente el de las medicinas diseñadas para ese fin. Hablamos del fármaco principal, que puede ser antimonial o miltefosin: estos dos medicamentos tienen una acción leishmanicida, es decir, combaten y destruyen al parásito que ha infectado al can.

Por su parte, el alopurinol en perros tiene un efecto inhibidor: no destruye al parásito, pero sí ayuda a impedir su proliferación. Conjuntamente, estas medicinas son muy eficaces para tratar la enfermedad. Pero, ¡cuidado! Cada vez son más los médicos veterinarios que prefieren utilizar alternativas al alopurinol. La razón: los efectos secundarios que puede acarrear al paciente.

Si el médico veterinario recomienda alopurinol para nuestro mejor amigo con el objetivo de tratar la leishmaniosis, la dosis prescrita estará en 12 mg por cada kilo de peso del can. Y tendrá que tomarla cada 12 horas, es decir, dos veces al día. Además, también se recomienda modificar la dieta de los perros que parezcan esta enfermedad, suministrándoles piensos que les ayuden a paliar ciertos efectos secundarios de la medicación (que veremos a continuación).

Cuando el remedio es peor que la enfermedad…

Como comentábamos, este principio activo se debe utilizar con cuidado. Y de ser posible, lo mejor es emplear medicamentos alternativos que resulten menos agresivos para el organismo del animal. La razón son los citados efectos secundarios, que pueden llegar a ser más nocivos casi que la propia enfermedad. Estos son los más habituales:

• Xantinuria. El tratamiento enzimático empleado para paliar la leishmaniosis provoca la formación de xantina, que a su vez se convierte en ácido úrico. El alopurinol evita esta transformación, lo que puede generar una acumulación excesiva de xantina. Como consecuencia, se desencadena otra patología: la urolitiasis.
• Urolitiasis. Consiste en la formación de piedras, muy dolorosa y que es difícil de diagnosticar sin realizar una ecografía. Por tanto, es importante estar pendiente de los síntomas que muestre nuestro perro. Que van desde muestras de dolor al orinar hasta incontinencia, sangre en la orina o dolor abdominal.

Los piensos antes mencionados son una buena forma de contrarrestar los efectos secundarios de la medicación, siempre que no sean demasiado intensos. En caso contrario, hay alternativas al uso de alopurinol en perros. Pero como siempre, recuerda que es algo que debe decidir el médico veterinario y nunca los dueños, por su cuenta y riesgo.

Tras años de investigación y de búsqueda por parte de expertos en farmacología animal, un estudio realizado en 2017 reveló que hay un medicamento que puede sustituir al alopurinol. Se trata del impromune, muy eficaz en el tratamiento de la leishmaniosis y sin los indeseados efectos citados. Lógicamente, estos nuevos fármacos siempre resultan más caros… Pero no lo dudes. ¡La salud y el bienestar de tu mascota lo merecen!

Trabajar en el campo de la veterinaria, una alternativa para gente como tú

Está claro: si has leído este artículo hasta aquí, te interesa la salud animal. Es probable que solo hayas entrado a leer cómo usar el alopurinol en perros (porque tu vete se lo ha prescrito al tuyo, por ejemplo), o tal vez tu interés vaya más allá… ¿Lo has pensado alguna vez? Si te apasionan los animales, adoras compartir tu tiempo con mascotas y no te pierdes un vídeo de animalicos, puede que trabajar con ellos sea la mejor opción laboral para ti.

Es cierto que formarse como médico veterinario requiere cursar un grado universitario, y probablemente realizar un master después. Pero todo a su tiempo: ¿sabías que también puedes trabajar en el sector si haces un Curso de Auxiliar y Asistente Técnico Veterinario? Como tal, tus tareas serán ocuparte de los cuidados, el mantenimiento y el bienestar de los animales. Pero también tendrás que tratar con los dueños y dueñas, realizar tareas sanitarias (análisis, toma de muestras, etc.) y ayudar al médico a mantener tranquilos a los pacientes. Y por supuesto, cuidarlos después durante su recuperación.

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