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¿Qué es un anfibio? Una vida entre dos mundos

16 febrero 2022
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¿Qué es un anfibio? Probablemente asocies esta categoría zoológica con las ranas y los sapos. En realidad, es una familia muchísimo más amplia. Hay anfibios, de hecho, que se parecen mucho más a los lagartos y las serpientes que a sus hermanos «batracios»… Pero hay una serie de características que comparten con ellos, y que los convierten en uno de los grupos de animales más increíbles de la naturaleza. Te invito a conocer conmigo cómo viven los anfibios, cuáles son sus características y qué especies son perfectas como mascotas. ¿Me acompañas?

 

¿Qué es un anfibio? De la tierra al agua… y vuelta

La palabra anfibio no puede ser más explícita. Está formada por los términos griegos anphi, «ambos», y bios, «vida». Es decir: son seres que viven en ambos medios, el acuático y el terrestre. Ellos tienen la culpa (o más bien, sus ancestros) de que ahora los seres humanos caminemos sobre la tierra: los primeros seres que abandonaron el mar para arrastrase por tierra firme fueron, lógicamente, anfibios. Son animales resistentes, duros y muy adaptables; de hecho, hay especies de anfibios repartidas por todo el planeta, a excepción de las zonas más inhóspitas (la Antártida, el Ártico y los desiertos más calurosos).

Si el hecho de poder vivir a su antojo bajo el agua y fuera de ella es algo peculiar, igualmente lo es su tipo de desarrollo. Los anfibios pasan por varias fases morfológicas a lo largo de sus vidas, algo único dentro de los animales vertebrados. Es posible que hayas visto renacuajos en alguna charca limpia: son «proyectos» de ranas y de sapos que, poco a poco, irán desarrollando sus extremidades hasta perder la cola. Además, en esta primera etapa los anfibios respiran por branquias, pero en su etapa adulta hay especies que desarrollan pulmones y los combinan con respiración cutánea (a través de la piel). ¿Se puede ser más rarete?

Así que ya tenemos dos pautas para saber qué es un anfibio: repartir su vida entre dos medios y pasar por una serie de metamorfosis. ¿Te gustaría ampliar esta información y alcanzar un nivel profesional? Entonces, puedes valorar realizar algún curso de herpetología y formarte como especialista en anfibios y reptiles. Si te apasionan estos animales, puede ser un trampolín perfecto para convertir tu pasión en una profesión. Pero ahora, sigamos descubriendo sus secretos…

 

Tipos de anfibios y sus especies: ranas, ajolotes, cecilias y demás parientes

El grupo de los anfibios está formado por alrededor de 7.500 especies distintas. Las especies se engloban en tres grandes grupos:

  • Anuros (sin cola): sapos y ranas.
  • Caudados (con cola): salamandras, tritones y ajolotes
  • Gimnofiones (de griego Gymnophiona, «serpiente desnuda»):  las misteriosas cecilias

Todos ellos comparten las características que he mencionado antes. Pero si echas un vistazo a sus fotos, verás que físicamente pueden llegar a ser muy distintos. Además de los clásicos sapos y ranas, con sus fuertes patas diseñadas para saltar a grandes alturas, también encontramos animales parecidos a las lagartijas, a los gusanos e incluso a las serpientes. Es el caso del ajolote y el de la cecilia, un animal lleno de misterio y que despierta auténtica fascinación en los científicos. Según Carlos Jared, Director de Biología Estructural del Instituto Butantan de São Paulo, al ser «uno de los vertebrados menos estudiados, su biología es una caja negra llena de sorpresas».

¿Qué tiene de especial la cecilia? En primer lugar, su ceguera. Estos animales, prácticamente ciegos (cecilia viene del griego «caecus», ciego), se desplazan por túneles bajo tierra ayudándose de sus tentáculos faciales. ¿Has visto la película Temblores, el blockbuster de los 80? Pues son parecidas a los monstruos que aparecían en el filme, pero mucho más pequeñas. Su aspecto es muy similar al de las serpientes, con las cuales están emparentadas lejanamente. Y además, recientemente se ha descubierto que poseen glándulas de veneno, como ellas.

 

¿Sabías que los sapos no escupen? (ni las ranas se convierten en príncipes)

Al igual que sucede con las serpientes, los anfibios son animales de leyenda. Puede ser por su aspecto, tan alejado del de los mamíferos o los peces; o por su cualidad de animales que viven en agua y en tierra. La cuestión es que hay muchos mitos alrededor de estos fascinantes animales. Algunos de estos mitos proceden de la literatura, como el famoso «príncipe rana» de los hermanos Grimm. Un consejo: si ves una rana, mejor no la beses (si consigues atraparla, claro). ¡Hay ejemplares venenosos…!

En cuanto a los sapos, si de pequeño has vivido en el campo o has ido a menudo a él, probablemente hayas escuchado a tus padres prevenirte contra ellos. «No molestes a los sapos, que escupen, y si te dan en los ojos te quedas ciego», solían decir los adultos. Así, muchos sapos se libraron de las molestas atenciones de los niños. Pero en realidad, los sapos no pueden escupir porque no tienen labios. Eso sí: si coges uno es muy probable que te moje las manos… ¡Con orina! Es lo que excretan para defenderse de sus depredadores, ya que les proporciona un sabor muy desagradable.

Hay otro fascinante anfibio que está rodeado de leyenda. Y por supuesto, hablamos de la salamandra. Puede ser por su precioso aspecto, negro con manchas amarillas, o por excretar por la piel sustancias tóxicas urticantes (un método de defensa). Pero durante siglos, a las pobres salamandras se les ha acusado de poder contaminar el agua con su veneno; y también se decía que nacían en el fuego y que tienen la propiedad de apagarlo. Pues ni una cosa, ni la otra. Para contaminar el agua harían falta millones de salamandras, y tendrían que estar muy enfadadas. En cuanto a lo del fuego, es una leyenda sin sentido ni razón que, por supuesto, es totalmente falsa.

 

Ya sabemos qué es un anfibio. Y ahora, ¿quieres trabajar con ellos?

Si antes de leer este artículo te gustaban los anfibios, es posible que ahora te interesen aún más. ¿Has pensado alguna vez en trabajar como herpetólogo? Estos profesionales desarrollan su trabajo con anfibios y reptiles, siendo especialistas en sus cuidados, alimentación y relación con el ser humano. Si te formas como tal, podrás trabajar en parques zoológicos, centros de naturaleza y centros de recuperación. Y también podrás ejercer en clínicas veterinarias, ya que este tipo de mascotas son cada vez más comunes en los hogares españoles.

Para empezar, tendrás que matricularte en un curso de herpetología (especialista en anfibios y reptiles). Si no sabes cómo elegir un curso con garantías, aquí tienes un consejo: anímate a rellenar el formulario que aparece en esta página web. Recibirás amplia información sobre un programa formativo completo, que podrás realizar desde casa o mediante formación abierta. ¡Ah! Y sin ningún compromiso por tu parte.

En el curso podrás acceder a clases telepresenciales impartidas por profesionales en activo. Contarás con una tutora personal para resolver cualquier problema o duda en tiempo récord, y cuando obtengas tu titulación pasarás a formar parte de un programa de prácticas. El programa permite realizar hasta 300 horas de prácticas laborales en negocios y centros, donde entrarás en contacto con los anfibios y reptiles más increíbles. Aprenderás a cuidarlos y a quererlos (todavía más), y vivirás tu pasión día a día. ¡No dejes pasar la oportunidad!

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Herpetología: Especialista en Anfibios y Reptiles
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