Todas las claves sobre la reproducción de las serpientes

Las serpientes son algunos de los animales más temidos por las personas (prueba de ello es la popular ofidiofobia) y, sin embargo, también son algunas de las mascotas exóticas más comunes en los hogares. Si te encuentras en el segundo grupo, o estás pensando en especializarte en herpetología para trabajar con anfibios y reptiles, deberás conocer la respuesta a una de las dudas más comunes sobre estos animales: ¿cómo es la reproducción de las serpientes? ¡Vamos a descubrirlo!

¿Ovípara o vivípara? Cómo es la reproducción de las serpientes

Seguro que, si eres un apasionado de los reptiles, habrás oído hablar en alguna ocasión de la reproducción de las serpientes mediante la puesta de huevos y numerosas alusiones a su reproducción ovípara. Sin embargo, ¿sabes realmente en qué consiste este concepto? ¡Veamos su definición!

Una especia es ovípara cuando la hembra produce huevos y los coloca en el exterior para que estos completen su desarrollo embrionario. 

En el caso de las serpientes, nos encontramos con que son animales ovíparos de fertilización interna. Esto quiere decir que se da una primera fase de fecundación en el cuerpo del animal y, posteriormente, se completa la gestación de las crías en el exterior. 

Pero, ¿todas las serpientes son ovíparas? La respuesta es… ¡no! Algunas especies de serpientes tienen una reproducción vivípara. 

¿Recuerdas qué es la reproducción vivípara? Es aquella en la que las crías se desarrollan y nacen en el interior del progenitor.

Otras especies de serpientes, las menos comunes, lo hacen mediante una combinación de ambos tipos, conocida como reproducción ovovivípara, en la que los huevos se forman en el vientre de las hembras, se desarrollan hasta el momento de la eclosión, y son entonces expulsados del cuerpo para esta última fase.

En resumen, concluimos que la reproducción de las serpientes puede darse de tres formas diferentes, dependiendo de la especie a la que pertenezcan:

• Reproducción ovípara.

• Reproducción vivípara.

• Reproducción ovovivípara.

La reproducción de las serpientes: claves para entenderla

Ahora que ya hemos resuelto la duda más importante sobre la reproducción de las serpientes, ¡entremos en materia! A continuación, veremos las claves que nos ayudarán a entender cómo funciona el proceso reproductivo de estos reptiles, desde la primera hasta la última fase. ¡Presta atención a todas!

Apareamiento

Cuando los machos y las hembras alcanzan la etapa de madurez, completan su desarrollo sexual y están listos para el apareamiento. La época de apareamiento depende de numerosos factores, pero sobre todo influyen el clima y las estaciones.

En esta fase, las hembras producen feromonas y las emiten a través de las glándulas que se encuentran en su piel. Cuando se desplazan sobre el terreno, segregan estas feromonas a su paso, atrayendo a los machos, que siguen el rastro de estas para iniciar el cortejo. 

Reproducción

Cuando se completa la fase de cortejo, el macho introduce los hemipenes que se encuentran al final de su cuerpo en el interior de la hembra, a través de una cavidad conocida como cloaca. Entonces es cuando introduce el esperma y se produce la fecundación en el interior de la serpiente.

Un dato curioso sobre esta etapa es que las serpientes son individuos muy independientes. Una vez se completa el proceso reproductivo, macho y hembra se separan y no vuelven a relacionarse, ni siquiera para la cría de los nuevos ejemplares.

Gestación

La última fase de la reproducción de las serpientes, conocida como proceso de gestación, pude variar mucho según la especie. Como ya hemos visto, puede producirse un desarrollo embrionario completo en el interior de la serpiente, en huevos colocados en el exterior, o en una combinación de ambos.

En el caso de las especies ovíparas, los huevos se forman en el interior de la hembra y se depositan en el exterior. Dependiendo de la especie, la madre abandonará estos huevos o los incubará hasta su eclosión. 

En cuanto a la cantidad de huevos en cada puesta, el número puede variar considerablemente. Mientras que algunas ponen una media de 5 huevos por puesta, otras superan los 100 con facilidad. ¡Increíble!

La partenogénesis, una forma de reproducción de las serpientes extraordinaria y muy poco común

Aunque ya hemos visto que la reproducción de las serpientes se produce casi siempre mediante la intervención de los ejemplares macho, se han descubierto algunas especies de serpientes en las que las hembras son capaces de reproducirse por sí solas a través de un fenómeno conocido como partenogénesis.

La partenogénesis se produce cuando especies vírgenes forman un nuevo ejemplar mediante la división de células femeninas, sin contacto con gametos masculinos. 

A partir de la partenogénesis, también denominada nacimiento virginal, surgen crías que son idénticas a sus progenitores. En estos partos tan particulares, las serpientes suelen obtener una sola cría, frente a las camadas habituales de más de cinco crías. 

Algunos expertos en herpetología aseguran que la partenogénesis es un error aleatorio de la reproducción de las serpientes, pero todavía no existen resultados concluyentes que confirmen esta teoría.

Así son las serpientes: otros datos curiosos

Ya conocemos todas las claves sobre la reproducción de las serpientes. Fascinantes criaturas, ¿verdad? Ahora compartimos 5 datos sorprendentes sobre estos animales: 

• Hay más de 3.000 especies diferentes. Pese a la creencia popular, el porcentaje de especies venenosas y que presentan un peligro real para los humanos es muy inferior al de las especies inofensivas. 
• Su tamaño puede variar mucho de las especies más pequeñas a las más grandes. Algunas pueden llegar a medir desde 10 cm hasta 10 m, como la pitón reticulada, que es actualmente la especie más larga conocida.
• Su alimentación es principalmente carnívora. Dependiendo de la especie, preferirán alimentarse de mamíferos, aves, peces o incluso otras especies de ofidios de menor tamaño. 
• Son animales ectotermos. Es decir, generan poco calor metabólico y, en consecuencia, necesitan el sol para regular su temperatura interna y recibir energía.
• No tienen párpados. Por eso, mantienen los ojos siempre abiertos, incluso cuando duermen. Sí que tienen, sin embargo, una capa ocular transparente que protege sus ojos de posibles daños.

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